koh i noor mondeluz

          Al margen del encanto que cada lápiz me transmite, tengo que reconocer que los Koh I Noor mondeluz al igual que los no acuarelables Polycolor, son de lo mejor en cuanto a acabado en general, calidad de construcción y presentación. La sensación al abrir la lata, lacada en tonos rojos, en mi caso la de 72 unidades, es de ordenado clasicismo, con el dorado envejecido de la terminación de los lápices a modo de capuchón y un anillo en negro, separandolo del resto que está lacado en el color del pigmento, parece que han sido fabricados en esa época en la que la artesanía era lo habitual.

          Una vez que comienzas a dibujar, compruebas otra de sus muchas virtudes, cobertura del pigmento al instante y densidad del trazo, con una suavidad en su justa medida. Están a la altura de las exigencias del dibujo profesional, tanto en seco como al ser acuarelado, extendiéndose el pigmento húmedo con facilidad sin dejar rastro del trazo en seco como pasa con otros.

          En definitiva, son buenos, bonidos y baratos, pero no los venden sueltos, no pudiendose reponer los lápices que vallamos gastando. Este problema hace que no sean recomendables para quien busca un juego definitivo, sin mirar otras marcas y si para quien busca una forma económica de iniciarse en el mundo de los lápices de colores, o como es mi caso, para quien siempre tiene un hueco en su estudio para ampliar las posibilidades en cuanto a diversidad de colores.

          Hay que tener en cuenta que cada marca tiene colores únicos, incluso los clásicos como Indigo, Azul de Prusia, Amarillo de Nápoles, etc...son diferentes. Así es que estos Mondeluz, tienen todo lo que le puedes pedir a un medio de expresión artística, con un precio casi de material escolar y una calidad profesional. Teniendo en cuenta esa unica pega de no reposición, en la balanza, las razones de peso las pone el artista, lo que tengo muy claro es que tienen más a favor que en contra.